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Cultivar lavanda en agua: guía completa para un cultivo exitoso
La lavanda es una planta aromática muy popular, conocida por su fragancia relajante y propiedades terapéuticas. Aunque tradicionalmente se cultiva en tierra, también es posible cultivar lavanda en agua. En esta guía completa, te enseñaremos cómo lograr un cultivo exitoso de lavanda en agua.
¿Por qué cultivar lavanda en agua?
Cultivar lavanda en agua presenta varias ventajas. En primer lugar, eliminar la necesidad de tierra simplifica el proceso de cultivo y reduce el riesgo de enfermedades del suelo. Además, el cultivo en agua permite tener un mayor control sobre el suministro de nutrientes y agua, lo que puede resultar en un crecimiento más rápido y saludable.
¿Qué necesitas para cultivar lavanda en agua?
Para cultivar lavanda en agua, necesitarás los siguientes elementos:
- Recipiente adecuado: elige un recipiente de vidrio o plástico transparente que permita la entrada de luz solar.
- Lavanda: adquiere esquejes de lavanda de buena calidad en un vivero o tienda especializada.
- Agua: utiliza agua filtrada o destilada para evitar la presencia de químicos que puedan dañar las plantas.
- Nutrientes: puedes agregar nutrientes específicos para plantas acuáticas o utilizar un fertilizante equilibrado de liberación lenta.
Pasos para cultivar lavanda en agua
A continuación, te presentamos los pasos que debes seguir para cultivar lavanda en agua:
- Preparación del recipiente: asegúrate de limpiar y desinfectar el recipiente antes de utilizarlo. Luego, llena el recipiente con agua filtrada o destilada.
- Preparación de los esquejes: corta esquejes de lavanda de aproximadamente 10 cm de longitud. Retira las hojas inferiores y sumerge los extremos de los esquejes en una solución enraizante durante unos minutos.
- Colocación de los esquejes: inserta los esquejes en el agua, asegurándote de que los extremos sumergidos estén libres de hojas. Coloca el recipiente en un lugar con luz solar indirecta y temperatura constante.
- Cuidados y mantenimiento: cambia el agua cada dos semanas y asegúrate de que los esquejes reciban suficiente luz solar. Añade nutrientes según las indicaciones del fabricante.
- Trasplante: después de que los esquejes hayan desarrollado raíces fuertes, podrás trasplantarlos a tierra si lo deseas.